
El día comenzó temprano en Ciudad de Panamá, cuando nuestro guía nos recogió directamente desde el hotel. Subimos a un robusto 4x4 que nos llevaría hacia ese increíble lugar del que tanto habíamos oído hablar. Mientras nos alejábamos del bullicio de la ciudad, el paisaje se transformaba gradualmente, ofreciéndonos una vista previa de la belleza que nos esperaba en San Blas.
San Blas
Alguna vez te habrán preguntado qué te llevarías a una isla desierta. En San Blas recordarás esta pregunta porque realmente estarás en una isla desier...Leer más
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Este destino aparece en 2 de nuestros circuitos:
- Destinos Estrella en Panama / 18 DíasDesde3.195 €Combinado Panamá & Costa Rica / 15 Días
Tras un par de horas de viaje, hicimos una parada estratégica en un pequeño mercado. Fue la oportunidad perfecta para abastecernos de refrescos y bebidas para el día en las islas. La emoción crecía mientras nos preparábamos para la siguiente etapa del viaje.
Llegamos a Puerto Cartí y nos embarcamos en un barco manejado por un capitán indígena Guna, un verdadero experto en estas aguas. Éramos un grupo pequeño, lo que hizo el viaje aún más personal e íntimo. Nuestro capitán, demostró su conocimiento profundo del área, seleccionando las mejores rutas basándose en el clima y las mareas. Se notaba que sabía exactamente dónde ir para ofrecernos la mejor experiencia posible.
La primera parada fue la relajante Isla Aroma. Al pisar la suave arena blanca y ver las palmeras que se mecen suavemente, supe que había llegado a un pequeño trozo de paraíso. Pasamos un rato aquí, sumergiéndonos en las cristalinas aguas turquesa y disfrutando del sol. El agua era tan clara que podíamos ver a los peces nadando a nuestro alrededor.
Después, navegamos hacia la vibrante Isla Perro, donde nos esperaba la emocionante aventura de hacer snorkel en un barco hundido en 1958. Equipados con nuestras máscaras, nos sumergimos en el agua y exploramos el barco, ahora hogar de una colorida vida marina. Fue fascinante ver cómo la naturaleza había reclamado el naufragio, transformándolo en un arrecife vivo.
La siguiente parada fue la Piscina Natural, un banco de arena en medio del mar con aguas poco profundas y absolutamente cristalinas. Aquí, nos sentimos como si estuviéramos en medio de una piscina infinita natural, rodeados de belleza inigualable. Fue el lugar perfecto para relajarse en un entorno entorno surrealista.
Al mediodía, llegó el momento de disfrutar de un delicioso almuerzo. En una de las islas, nos sirvieron pescado fresco, pollo asado, plátanos fritos y arroz con coco. Todo estaba preparado con ingredientes frescos y locales, y la comida, acompañada de frutas tropicales y zumos naturales, sabía aún mejor con la brisa del mar y la vista panorámica.
Pero la experiencia no se detuvo allí. Después de comer tuvimos la oportunidad de visitar una comunidad indígena Guna, una ventana única a una cultura rica y antigua. Las mujeres nos mostraron cómo tejen las molas, esos vistosos vestidos llenos de colores y figuras que forman parte de su tradición. Incluso me permitieron intentar dar unas puntadas, ¡una experiencia mucho más difícil de lo que parecía!
Pasear por el poblado fue como retroceder en el tiempo. Conversamos con la gente, aprendimos sobre su historia, sus creencias y observamos cómo vivían su día a día. En la playa, vimos a hombres pescando desde canoas, como lo han hecho durante siglos, y subiendo a los árboles para recolectar cocos. Cada detalle de su vida cotidiana nos habló de una conexión profunda con la naturaleza y sus raíces.
Finalmente, el sol comenzó a descender, coloreando el cielo con tonos cálidos mientras nos dirigíamos de vuelta a Puerto Cartí. Regresamos al hotel agotados pero llenos de recuerdos inolvidables y una nueva apreciación por la belleza y la cultura de San Blas.